Sociedad

¿Puede un hombre de 60 años ser feminista?

Entrevista a mi papá

¿Puede un hombre de 60 años ser feminista?

El otro día, por cuestiones del trabajo, tuve que ir a cubrir un evento de capacitación en violencia de género para un área que está sumamente masculinizada, por supuesto la mayoría, por no decir casi todos, eran tipos. 

Como hace años vengo observando la reacción de los hombres al avance del feminismo y sus debates, me gusta verlos como un experimento social. Estoy convencida que hasta que ellos no entiendan y se comprometan con esta transformación, nos van a seguir matando como sucede todos los días.

La problemática de género es mundial: los tratados internacionales, las convenciones y las miles de campañas de diferentes organizaciones tanto públicas como privadas lo demuestran. Sin embargo, aquel sábado a la mañana los señores que asistieron a esa capacitación de alguna manera se sentían excluidos de tal preocupación social.

Varias veces alegaron que ellos no se sentían identificados con lo que se planteaba, que ellos eran víctimas de mujeres malas, negaban y contradecían a las profesionales que estaban a cargo de la actividad. La falta de empatía, reflexión y sensibilidad ante una temática tan delicada, de parte de la mayoría de los que abrió la boca para expresar su disconformidad, no sólo me sorprendió para mal sino que me violentó.

Volví llorando a casa, hace rato no vivía una situación tan hostil. Cometieron muchas violencias de género de las que, se supone, iban a aprender y capacitarse. Gritaron, interrumpieron, violentaron, faltaron el respeto. Por suerte hace mucho no me encontraba con tipos tan maleducados y agresivos.

Algunes van a pensar que exagero, pero el miedo que se siente en el cuerpo cuando un tipo que mide y pesa el doble o triple que vos te está gritando de frente, no se lo deseo a nadie. No entienden que cada mina que estaba ahí es sobreviviente de un sistema que nos mata, viola, desaparece y violenta todos los días.  

Parecería que a los señores, sobretodo los más mayores, hay que tenerles paciencia, enseñarles con la delicadeza de una maestra jardinera, que no pueden tratar así a las personas, que hay que tener .modales y valores básicos como el respeto.

La cuestión generacional es una variable importante en cuanto a los conceptos del feminismo que hoy atraviesan a la sociedad. Hay personas que todavía les cuesta entender cómo nos vinculamos les jóvenes, o la incorporación de identidades y orientaciones sexuales diversas los interpela. 

Por eso fui a hablar con mi viejo. Mi papá es un tipo de 60 años, más grande que los que estaban aquel día en la capacitación, bastante más grande. Pero el feminismo lo atraviesa a partir de los debates que desde el activismo de mis hermanes y yo, fuimos llevando a la mesa familiar. 

 

- Mi primera pregunta es ¿Qué pensaste cuando te dije que te iba a hacer esta entrevista?

- No, no, nada nada raro, tampoco me sorprendió. Me parece que somos un colectivo de gente que tenemos que empezar a contar un poco como fue todo esta evolución social.

- ¿Cómo te atraviesa el movimiento feminista?

- Yo, en el contexto de mi familia, lo empecé a vivir un poco tempranamente, a través de mis hijas, el hecho de que militaran políticamente y tomen riesgos políticos siendo mujeres, con eso empecé un poco a romper esa imagen de la mujer frágil, ¿no?  Y empecé a entender que a lo mejor la mujer no necesitaba tanta protección del hombre. Empecé a preguntarme esto del mandato machista también, porque así como nosotros nos criamos con que no podíamos llorar, así teníamos que cuidar a la mujer, proteger y proveer las mujeres. Nos creímos que nosotros somos los proveedores y la mujer, la cuidadora. O sea, empecé a cuestionar algunos preconceptos sociales con los que nosotros nos criamos. 

- ¿Cómo ves a los hombres de tu edad en este tema? ¿Cómo están tus amigos?

- Mirá, yo te digo la verdad, no sé si soy un buen referente para este reportaje, porque en el fondo, y lo he expresado una vez, pienso que esta sociedad va a dar un gran salto cuando mi generación desaparezca. (risas) Es lamentable que yo lo diga, pero sí, estamos bastante resistidos a los cambios, ¿no? a los cambios culturales. A los cambios sociales yo lo veo muy, muy duro. Yo me siento un sapo de otro pozo con mis pares. Sí, de hecho hay muchas cosas que con mis amigos no hablo porque sé que van a hacer para discusión, o para romper un buen clima de trabajo, un buen clima de convivencia en los pocos ratos que nos vemos. Entonces digo ¿para qué tocar temas que yo sé que no lo tienen asumido?

- ¿Qué cosas crees que les cuesta más?  

- Y mira el tema del feminismo es uno. Aunque en lo inconsciente hay conductas que de repente asumen esto de compartir el trabajo en la casa. Pero que a la hora del análisis reniegan de eso. Y bueno, creo que están también un poco sesgados los discursos, pero es que creo que el sentido común de la violenta reacción en la televisión en cuanto a los debates, la demonización que hay y todo eso lleva a estremecer un poco los discursos.

- ¿Qué cosas todavía no entendés de las nuevas generaciones o que todavía te cuesta asumir?

- Me parece que hay una igualdad de trato entre el hombre y la mujer que antes no existía. Tienen un concepto de la amistad mucho más liberal que me parece extraordinario. No entiendo muy bien esto de la sexualidad, a lo mejor, o el poliamor, el poliamor. Todo eso me hace un poco de ruido. Hago un poco de agua, me doy cuenta que no entiendo muchas cosas.

- ¿Y en qué sentís que te falta? Cuando reconocés tus propias actitudes machistas

- Puede ser en lo expresivo, a lo mejor o que no me lo digan y yo después que lo digo me doy cuenta. Pero es que hay muchas cosas, dichos o chistes que uno hacía de chico y que tienen contenido profundamente machista y que hasta ahora no lo había notado. Pero después que lo decís te das cuenta.

Y después en esto, en lo de los roles familiares, también. Esto de asumirse como el proveedor, como el que me tengo que hacer cargo de ciertas conductas que a lo mejor, después me doy cuenta que a mis hijos ni le va ni le viene, pero está claro que a lo mejor es más el problema que me hago yo o la preocupación que tengo yo, en formalizar ciertas conductas que a lo mejor es lo que miran los demás, eso todavía sigue estando.

- El qué dirán los demás... 

- Claro, el rol del macho de la casa. Todavía sigue jugando, sigue apareciendo. 

- Para finalizar, qué creés que tienen que tener en cuenta los hombres de tu edad para poder estar un poco más permeables a estas nuevas maneras de vincularse y poder estar atentos. También para prevenir alguna situación de violencia.

- Y el mirarse, ¿no? O sea, ya me meto en un tema más espiritual que social, a lo mejor. El mirarse continuo le cabe al hombre y a la mujer, pero el hombre por su concepto de crianza machista tenemos una formación muy marcada en cuanto a esto. Y al ser de por sí corporalmente más fuertes, tenemos que controlar la violencia. Creo que en un contexto de una sociedad que se violenta cada vez más en lo discursivo, son mucho más violentos los discursos periodísticos inclusive, eso se traslada a la casa. 

El hombre se tiene que mirar con sus reacciones, como cualquier persona, pero el hombre por el hecho de ser el animal más fuerte, dentro de la sociedad pequeña que es la familia, tenemos una doble responsabilidad de mirarnos antes de actuar. 

La espiritualidad es esa, ¿no? Para querer mejorar tenemos que mirarnos, y mirarnos cuesta mucho. Siempre es más fácil, criticar lo que tenemos alrededor.

Yo no culpo al hombre como persona y me parece que el feminismo también tiene que rever eso, de no estigmatizar la figura del hombre, sino entenderlo desde el lado más, de este rol social, ¿no? 

Porque se comunica desde la violencia y no desde el amor, me parece que son ejes muy importantes de analizar eso porque tiene consecuencias en cascada, y que a lo mejor en el momento no se dan cuenta, por eso no se juzgan, pero que en el tipo que está siendo el último receptor de esa información, y a lo mejor no tiene la capacidad de trabajarlo intelectualmente, termina como un hecho de violencia. Termina creciendo y lamentablemente, siempre se desarrolla en el círculo íntimo de la familia. Uno siempre reacciona con la persona que más ama. 

- Pareciera que es un tema de las mujeres y como que los hombres todavía no encuentran desde dónde pararse. Desde que empecé a cubrir este tipo de temas tratando de observar a los hombres, a ver qué hacen con todo esto y cuál es su participación estoy segura de que sin ellos no podemos construir un mundo feminista donde tengamos en cuenta la necesidad de todos.

- Lo que pasa es que el hombre, por el solo concepto del machismo que tiene metido, a lo mejor no lo expresa esto. Pero yo creo que el hombre también es víctima de la violencia de género. Lo que pasa que desde otro lado, desde el lado de lo psicológico, desde el lado de no soportar este mandato machista, de ser el proveedor, de llevar adelante, de tener que ser “exitoso económicamente”, y en un medio que no te ayuda. Todo eso violenta, porque el hombre se siente más responsable de la felicidad de sus hijos, al no poder darle lo que quisiera darle. Hay un montón de conceptos violentos dentro de lo cotidiano de la vida del hombre, que a lo mejor el hombre no se anima a expresarlo tampoco, mucho menos de masificarlo como un pedido de derechos.

- ¿Haz encontrado otros varones con los cuales hablar de estas cosas?

- Ehh, sí pero muy poco, contados con los dedos, te diría que uno o dos amigos y nada más. Creo que tenemos mucho prurito de expresar estas debilidades internas. Y ahí atrás se esconde la crítica a la mujer, y el concepto de la “bruja”. Me parece que hay mucho para descubrir ahí abajo.

Y creo que hay que meterlo desde el movimiento feminista, porque la mujer es la que tomó las riendas en estos tiempos y creo que la solución social del mundo está esperanzada en el movimiento de las mujeres, yo lo creo profundamente así. Pero hay que incluirlo al hombre en esto, a estos debates porque sólo le va a costar. Me parece que desde un lugar del feminismo, que de por sí, el concepto de amor lo tiene mucho más internalizado, poder compartir.

- ¿Te considerás feminista?

- Sí, sí sí, tengo mis críticas también. Pienso que dentro del discurso feminista hay mucha estigmatización de la figura del hombre.

- Mucho resentimiento también…

- Claro, y está basado en un resentimiento histórico que es lógico que haya un período de catarsis, pero superado ese período, yo creo que el éxito del movimiento va a ser incluir al hombre en este debate.