Cultura

Bailemos que lo demás no importa nada

Bailemos que lo demás no importa nada

Volvíamos con mi amiga por la ruta 40.
El sol asomaba caluroso por el horizonte de Marcos Paz.
Hablábamos de cómo disfrutamos el viajar.
Cafecito en mano, medialunas en las rodillas y folclore haciendo juego con el amanecer y el paisaje.
Le decía a mi amiga mientras pasábamos un camión parodiando una escena de Thelma & Louise, que qué suerte haber salido a bailar. 
Puede que todo esté mal, que haya mil cosas por resolver, que tengamos una angustia que nos quiera dejar en la cama llorando todo el día.
Pero mientras bailamos todo se suspende.

Mientras bailamos nada más importa.
Mientras bailamos todo lo demás espera.
Nuestro lugar seguro son nuestros cuerpos en movimiento, libres de sincronizar o romperse en un paso descordinado.
Volver a nuestros cuerpos para usarlos como más queremos.
Para seguir el ritmo de la música o burlar los tempos.
Lo que nadie nos puede quitar. Por eso bailamos. 

Para apropiarnos de lo único que nos fue dado. Nuestra única propiedad privada. 

Bailamos estando tristes, rotas, angustiadas.
Bailamos para saber que disponemos de un cuerpo que nos pertenece.
Bailamos para encontrarnos y festejar la existencia.
Bailamos como ritual de sanación.
Bailamos para celebrar que seguimos vivas y que nadie nos puede quitar el bailar.

 

Dedicado a mi amiga Pupi