Cultura

Reseña "El Fin del Amor " (sin spoilers)

Reseña

Ví el libro de Tamara Tenembaum (después busco cómo se escribe) en la Feria del Libro cuando buscaba uno de Bell Hooks sobre el amor, un concepto que el feminismo adopta como herramienta política.

Ojeé el libro de Tamara porque en mi círculo snob de feministas intelectuales giró la recomendación. Pero hay un tema con el que siempre me ví distanciada de esas lecturas, y es la cuestión de clase. Yo soy una pibita del conurbano, yo tengo que resolver la cuestión de supervivencia económica y patriarcal, y las cuestiones del amor siempre me parecieron de pelotudita, ese es mi prejuicio machista. Ahí está el chiste.

Cuestión que lo que ví por arriba y me pareció de "pendeja concheta con problemas de chica blanca porteña" y como soy goi no me interesó el tema de la religión.

Si bien mi vínculo eran puros prejuicios de niña pobre y resentida, me previnieron una posible decepción. Así que seguí mi vida, leí a Bell Hooks porque al parecer con una negra yankee está todo bien, porque nací en los 90' y el tilinguerío se hereda.

Cuando salió la serie, como parte del fandom aguerrido lalista que soy, dije "OBVIO QUE LA VERÉ" porque no es lo mismo que leer el libro y además, ESTÁ LALI. Y no hay nadie que me caiga mejor en el mundo, más que Lali y mis amigas.

La arranqué. Me morfé 4 capítulos al hilo. Es increíble lo que nos sucede con la representación, es tan necesaria que es difícil describir el alivio de verse, aunque sea por momentos y en ciertas cuestiones, reflejada en une otre.

Si bien algunas cosas me parecían estereotipadas de "la mina feminista", es cierto que en muchas otras sentí la representación. Las conversaciones con las amigas, la rutina del laburo precarizado, la sincronía de los encuentros con las pibas, los debates, los planes.

Algunas exquisiteces del guion me hicieron pegar carcajadas unas cuantas veces. Si bien siento que el vestuario o la fotografía no se destacan, tampoco es necesario porque la historia va por otro lado. Igualmente hubo planos que fueron bellísimos y poéticos.

 

Lali Espósito: Que esta serie ocupe un espacio importante es un logro del  feminismo

Lo mejor es el dinamismo de cómo te va enganchando la historia, no terminás de empatizar con la protagonista, entrás en su neurosis. El estereotipo de mina empoderada no le deja mostrar su vulnerabilidad, porque el poder es masculino y la vulnerabilidad femenina, y eso se transmite a la perfección.

Ella está perdida, pero nunca fue tan ella. La imagen de la niña constantemente es un reflejo de lo mucho que la perdemos cuando seguimos los mandatos de donde sea que provengan, la familia, la religión, la tradición. El debate sobre la libertad, que es sobre el bienestar.

Hay algo que nos sucede con el feminismo que cuando lo entendemos creemos que todo lo anterior era una trampa u otra vida. Antes de ser feminista no me cortaba el pelo porque al que me gustaba le gustaba largo. Antes de ser feminista creía que tenía que ser hermosa para que me amen. Antes del feminismo era una estupidita, celosa, insegura, era otra.

El feminismo nos atraviesa, pero el patriarcado sigue ahí. No sólo adentro, afuera en el mundo. En las leyes, las reglas, la mirada de les otres, los comentarios de las abuelas, los chistes de la TV. El patriarcado es un sistema, un orden de las cosas. Un libreto que no todes podemos seguir. Pero que sirve, normaliza. Define qué es lo que está bien, lo esperable. Pero es muy frágil.

Tamara está en una. Cree que se las sabe todas, sobreanaliza las situaciones. Pero vive en un mundo que la comprende, le da lugar, la escucha, la quieren aunque sea una mierda con la gente, aunque nunca se muestre vulnerable. Así no es para todas, ni para la mayoría. Sin embargo es esperanzador ver un mundo donde ser feminista es un condimento de interés.

Aunque es la historia de una chica blanca, en la capital de un país tercermundista, con oportunidades y trabajo (muy alejado de las realidades del conurbano) no puedo evitar agradecer este contenido y necesitar algo menos edulcorado, más real. El feminismo es una lucha que parte del dolor, de la muerte, de la violencia contra nuestros cuerpos. ¿O se olvidan cómo nace el movimiento #NiUnaMenos? Eso no aparece. 

Tamara me cae mal, no sé si por envidia o por vanidosa. No admite sus contradicciones, se hace la superada constantemente y vive una vida donde ser feminista es un mote que le da prestigio, cuando en la vida real a las feministas nos discriminan y excluyen por "quilomberas", "conflictivas" o "locas".

El feminismo es una voz interior, la que te dice "esto no está bien" o "es por acá", es ese amor propio del que hablan las pibas ahora, el que hay que construir porque no nos lo enseñaron. Ese que encontramos en la mirada de la gente que nos ama y nos quiere ver bien. Por eso las amigas, por eso la responsabilidad afectiva, porque es desde el disfrute y el amor sino no es. 

Nuestra versión feminista no nació con nosotres, se va construyendo cuando tomamos decisiones que nos daría orgullo sostener, y después vmos cómo las sostenemos. Para eso están las pibas, para bancar. Ese espacio de contención Tamara lo encuentra en las mujeres de su vida a quienes les rinde homenaje en la serie. No le da mucho lugar a los hombres. Acá las protagonistas son las minas, cada una con su mundo interior, su historia. Y los espacios de encuentro son equilibrados, donde se neutralizan las intensidades de cada personaje. Eso le da a nuestra protagonista la docilidad para que nos la fumemos en cada capítulo, las amigas, la mamá, las compañeras, la bajan de sus humos cuando se sube a una, y ahí respiramos y seguimos viendo qué pasa. 

Disfruté mucho la serie, me la devoré. Hay un hambre de historias de personas intervenidas por el feminismo en sus vidas que espero que sea la primera de muchas. Despierta debates, representación, y alivio. Mirala y después discutimos si realmente, es el fin del amor como lo conocemos o si en realidad, sin amor no hay feminismo posible.